Reproduzco el fragmento en cuestión:
"—No hay que tener miedo —repuso Ford—. Los clientes extranjeros pagarán con los objetos producidos por sus padres y que nosotros no podemos fabricar; cuadros, estatuas, joyas, tapices, libros y muebles antiguos, reliquias históricas, manuscritos y autógrafos. Todo cosas únicas que no podemos reproducir con nuestras máquinas. En Asia y en Europa existen todavía colecciones privadas y públicas llenas hasta rebosar de estos tesoros que no se pueden imitar, acumulados durante setenta siglos de civilización. Entre los europeos y entre los asiáticos aumenta cada día la manía de poseer los aparatos mecánicos más modernos y disminuye, al mismo tiempo, el amor hacia los restos de la vieja cultura. Llegará pronto el momento en que se vean obligados a ceder sus Rembrandt y Rafael, sus Velázquez y Holbein, las biblias de Maguncia y los códices de Hornero, y los joyeles de Cellini y las estatuas de Fidias para obtener de nosotros algunos millones de coches y de motores. Y de este modo, el almacén retrospectivo de la civilización universal deberán venir a buscarlo a los Estados Unidos, con gran ventaja, por otra parte, para las industrias del turismo."
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